Cinco segundos es poco tiempo para algunas acciones, sin embargo para otras tantas es más que suficiente. En cinco segundos se puede preparar un discurso importante, un plato de comida simple o destruir un imperio. Existen múltiples ejemplos del poder de cinco segundos, entre ellos se encuentra la fecundación de algunos óvulos en callejones meados de chicos que nunca van a ser queridos y que deben vivir con la marca de "polvo mal hecho" en la frente. No todo es malo, también pueden pasar cosas buenas en ese cortisimo período de tiempo. La mirada de dos enamorados que se encuentran un colectivo apestado de gente para terminar en una hermosa historia de años de duradero amor.
La idea se imprimió en sus cabeza, eso da espacio para continuar con mis palabras. Mi nombre es Onorio Orosco, soy un hombre común y corriente con una vida común y corriente. Tengo un negocio pequeño en la esquina de Guillermo Grull y Anarquía en la ciudad autónoma de Desesperados. La ciudad es agradable, apenas se puede respirar por el humo y la basura, pero los días de calor los vapores tóxicos producen las más hermosas auroras. En el sur, tienen las auroras boreales y esas cosas raras; acá tenemos la aurora de mugre, todo un espectáculo para los turistas arriesgados. Para nosotros, los desesperanzados, es algo más del paisaje como un gato muerto a pedradas o nene muerto de hambre, solo decorados del paisaje. La ciudad es pequeña y mi negocio es único en todo su territorio; soy un artesano de la puteada, todo un artista para los entendidos en la materia. Abrí el negocio por que se me daba, en un impulso tonto después de una noche juvenil que involucró tres litros de tequila, dos prostitutas baratas, un enano, un burro y una bolsa llena de pastillas. La idea vino en mi mientras montado sobre el burro intentaba cantar el himno nacional. En la parte de "rompimos las cadenas, la libertad es nuestro y por culo se les da" tuve una epifanía, un destello de genialidad, un esputo creativo. De inmediato vi el letrero "Orosco puteadas para llevar", la cosa de a domicilio me pareció muy arriesgado pero todo lo "fast food" estaba de moda entonces parecía cuadrar.
En pocas semanas cobré unas deudas de juego que tenía, vendí un riñón a un agradable medico chino y practiqué sexo oral a unos cuantos desconocidos. Listo el pollo, estaba todo en el horno. Busqué el barrio más movido posible, era de pensar que el centro de la ciudad tendría alquileres carísimos entonces, con mi corto presupuesto, decidí la coherencia. Me dirigí a la Santísima Teresita, un barrio de narices paradas durante el día y trabas durante la noche, un barrio bien como quien dice. Compré el diario y busque en los clasificados, un anuncio me inspiró a llamar; decía "alquilo local de morondangan para tener cosas andando o no tanto, esta apartado, mal pintado y alquiler puntual Tel. 123 4567898". Era un sueño hecho realidad, justo lo que necesitaba para empezar, llame y la voz de un viejo medio en resaca me atendió; a esas alturas no sabía que se trataba de Don Aurelio, un borracho de tiempo completo, un buen hombre. Concertamos una cita para verlo. Estaba emocionado en la parada de colectivo para prestar atención al punguista que metía su mano en mi bolsillo. Viaje de por medio terminé a las puertas de local en alquiler. Don Aurelio se dedicó mostrarme la belleza, una habitación de dos por dos con una ventana a la calle; era perfecto. Trabajaría como un kiosco ventana, la gente pasaría y se llevaría sus puteada; en la semana de apertura daría insultos gratis. Casi me arrancan una lagrima, pero pude contenerme. Le pagué a Don Aurelio lo que pedía sin discutir y al día siguiente empecé las mejoras. Pinté las manchas de humedad, mandé hacer un cartel y traje al mejor muñeco inflable para promocionar la apertura. En menos de tres días estaba todo preparado para la inauguración.
La noche antes de la inauguración no podía dormirme y tuve que clavarme cinco papotas para conciliar el sueño, supongo que el dolor de mano permitió descansar. La mañana me despertó excelente, estaba repleto de energías. Preparé un desayuno cargado, colectivo y tempranito estaba todo funcionando.
Me acuerdo la primera persona que llego, un hombre que vino preguntando de que se venía todo esto; le dije a la cara a voz tajante "Por gente como vos estoy a favor del aborto". El tipo sorprendido abrió sus ojos y dio un paso atrás; su emoción y reacción me permitió darle darle una muestra gratis. "Sos el hijo de un plato volador lleno de putas" y acompañe de la frase de cierre del negocio "Muchas gracias por visitar a Orosco insultos, son cinco P". El tipo tardó pero pagó.
El resto de la tarde fueron viniendo uno a uno, todos quedaban encantados del servicio y se retiraban con los insultos. A una señora le di un "Abrí la ventana de tu casa que mira al este que te mando una pronga voladora". A una pareja de enamorados les dí un regalo para futuras peleas, una verdadera perla; "Andate a la concha de tu madre". La verdad todo fue precioso y hermoso; a pedir de boca.
Esos cinco segundo de iluminación me permitieron llegar a construir mi futuro como artesano de la puteada, los cinco segundos más productivos de la humanidad. En la actualidad, cinco años después contamos con veinte sucursales y estamos en camino de expandirnos a nuevos continentes.
Cinco segundos, es todo lo necesario para hacer el cambio en la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario