29 de julio de 2013

Oráculo del silencio

Durante siete años contemplé los astros, su movimiento; danza ancestral. Ante mis ojos desnudé las verdades del universo oculta en el suspiro de una mariposa y el murmullo de un manantial. Las montañas con su andar indicaron el camino al corazón tenebroso de los hombres. Siete años tardé en contemplar la verdad y horrorizar mi espíritu con su cruel secreto.


Perdí mi nombre cuando la neblina de la contemplación me alcanzó, no recuerdo el rostro de mis hermanos olvidé mi sombra. En la cima del monte del olvido se oculta el oráculo del silencio, siempre existió y si las leyendas son ciertas ninguna mano lo construyó. Su existencia es ancestral, anterior al tiempo de los hombres y anterior de la existencia de nuestros dioses. Existe en el centro del mundo y el mundo gira en torno a su centro, en el monte del olvido se oculta el oráculo del silencio, habla a los elegidos en hermosos poemas y los atraer a sus celosos brazos para fundirlos con las piedras.


Durante siete años contemplé rodeado de los siete pilares de piedra pulidos por los fuertes y gélidos vientos. Mi cuerpo se alimentó sólo del deseo de la verdad, contemplé la vida de mil hombres, viví sus vidas y sentí en mi carne su muerte. Este cuerpo solo es un cascarón vacío que encierra a un ser infinito, este cuerpo es el cuerpo de un hombre que llegó a estas tierras del vientre de una mujer. Sin embargo su existencia es nula, ese hombre murió tiempo atrás; siete años atrás.


El destino se presenta como un hermoso tapiz y mis nudosos dedos pueden recorrer sus entrañables dibujos. Sigo sus curvas hasta terminar en hermoso arabescos, observo el infinito mar limitado de posibilidad y me pierdo en la ilusión de libertad tendida bajo mis pies. Lo simple es complicado ante los ojos mortales, dioses y hombres se retuercen en un juego arcaico de resolución finita. Mi existencia se extiende desde los comienzos y seré el espectador del final.


Mi nombre es profundo y llano como la sombra del mundo; mis ojos ciegos ven a través de la verdad hasta encontrar las mentiras. Mi existencia pasada es presente mientras vive en el futuro de lo incomprensible. Los dioses son simples mortales, hasta la muerte perecerá bajo mi existencia; estoy por encima de todo porque nadie está por debajo de mis pies. Soy el aire que respiras, el débil aleteo de la mariposa que descansa sobre el rosedal mientras dos amantes comparte un cálido abrazo a la espera de la noche. Soy el destino y mi mano todo lo cubre; mi existencia es la inexistencia para mantener la ilusión de la vida.


El destino todo lo escucha, el destino todo es en la cima del olvido oculto bajo la sombra del oráculo del silencio.


Soy el suspiro nunca pronunciado, soy todas las vidas del ser.

Soy el destino, las cadenas de la libertad.