29 de febrero de 2012

Debo una explicación

Desde hace tiempo creo que les debo una explicación. Aquellos que regularmente o irregularmente leen este blog deben una explicación de mi parte. No hay mejor forma de hacer un “mea culpa” que comenzar de atrás para adelante.

“La isla tortuga” nació de la necesidad de darle ritmo a mis creaciones literarias. En algunos momentos sentía una fiebre incontrolable, una necesidad subcutánea e instintiva de crear historias. No es algo que controle o pueda atar con cadenas. Durante mucho tiempo lo intenté, traté desesperadamente de inventarme un yo mas “maduro”. Eso fue totalmente torpe de mi parte, me llevó por un camino de autodestrucción. Lamentablemente para aquellos que buscan en mi una persona madura y adulta debo decirles: “Lo siento. Solo soy un niño que inventa cosas en su cabeza y trata de expresarlas”.

Durante mi tiempo de “negación” pasé por muchas etapas, pero todas estaban enmarcadas del “genocidio sistematizado” de mis propias creaciones. Verán, se suponía que no debía ser un torpe iluso soñador creador de cuentitos; debía crecer y florecer en un hombre adulto. Entonces, cuando estas historias se retorcían en mi cabeza, tomaban formas, las extirpaba al papel como en un exorcismo. Después de eso podía sentirme liberado, no me torturaban más; se habían ibo al mundo de la tinta. Era liberador, podía volver a “simular” al hombre adulto. El ritual continuaba. Me sentaba en soledad, las moldeaba, les entregaba una parte de mí para luego quemarlas. Destruía mis propios hijos como un dios macabro.

Tantas historias se perdieron entre las llamas. Tanto de mi se perdió entre las llamas por el deseo de estar a las alturas de las expectativas terceras.

Hasta la más larga de las noches tiene un final. No pude mantener más la máscara, el actor de turno se quebró y la naturaleza de abrió camino. Una revelación, no debía negarme. Comenzó todo una madrugada, con un lápiz y un papel. Las llamas no llegaron.

Con mi creación entre mis brazos, la protegía. Temía su existencia. Una voz en mi interior me dijo “Debes liberarla. Entrega tu creación”.

Mi pequeño monstruo, creado en el laboratorio secreto bajo los cielos eléctricos de la creatividad pedía ver el mundo. La isla tortuga sería el camino para mostrar.

La isla tortuga, la idea es mostrar los primeros trazos del autor. Los textos no son corregidos excesivamente, están llenos de errores; por que entre esos errores se esconde la creatividad y los procesos creativos. Es la última instancia del camino al yo verdadero.

Estas palabras son lanzadas al viento. Esto no es ficción, esto no es de los campos fértiles, esto soy yo. Entrego el último trozo de arcilla de mi vieja máscara por que el ritual de redención conoció su fin.

Mi primer libro fue publicado.